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Arquitectos: MIAS Architects
- Área: 500 m²
- Año: 2005
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Fotografías:José Hevia
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La vivienda ocupa una parcela de la urbanización de Caselles d’Avall, en el municipio de Porqueres, en dirección a Besalú, saliendo de Banyoles. Es una parcela de pequeñas dimensiones, en un pendiente pronunciado, orientada a noreste, donde tiene las mejores vistas, desde el Pla de Martís en primer término, hasta el castillo de Torroella, con el mar al fondo, en un día despejado. En invierno se llega a ver el lago de Banyoles. Se accede por una calle de la misma urbanización respecto a la cual se protege con un cerramiento de chapa perforada casi opaca de color amarillo oscuro.
La edificación se organiza intentando desplegarse topográficamente en la parcela. Iniciamos el proyecto delineando en toda su superficie, desde la calle hasta el borde inferior del solar, de una esquina a la otra, resiguiendo las curvas de nivel, y tratando de contener esta topografía. Líneas que, con voluntad de reconocer el solar y su topografía, intentan revelar sus cualidades; empiezan a aparecer los primeros muros de contención del mismo terreno, y los primeros espacios entre estos. Nos gusta reconocer ya en los primeros muros, en los cimientos, el futuro edificio, las líneas que iniciaron el proyecto, ahora construyéndose. Estas líneas irán definiendo los espacios-volúmenes que ocuparán una parte del espacio excavado, o del espacio de aire, dando la espalda a la calle, y cerrando unos espacios más privados que miran al paisaje.
Se organiza el programa de una manera tradicional, por agregación de espacios-volúmenes. El volumen principal, que compartirá toda la familia, se sitúa en un punto central. Y organiza los espacios compartidos de cocina, comedor y sala de estar, sobre los que se define la biblioteca y el estudio; espacios que se relacionan con el paisaje lejano, a través de ventanas horizontales. Con cierta complejidad, los muros, las líneas de construcción organizan los espacios-volumetrías adyacentes: el espacio deprimido del garaje, sobre el cual se construirá el espacio para uno de los hijos; los espacios de noche de los padres, con su habitación y habitación de invitados, en un nivel intermedio, aislado del resto de la construcción; el espacio de la hija, semienterrado en el solar, cuando sus ventanas están al mismo nivel que la lámina de agua de la piscina. Nos gustaría entender esta disposición volumétrica también desde la negociación con el usuario, con la familia: los padres, el hijo y la hija. Donde la organización de los espacios-volúmenes resultantes se entiende desde el compromiso de diálogo con ellos, en la necesidad y voluntad de compartir decisiones, y ambiciones.
Un diálogo casi diario; un proyecto que puede ser interrumpido en algunos momentos, y que tiene que adaptarse a los comentarios que el propio usuario es capaz de generar. Construir con cierta capacidad de corrección, asumiendo ésta como un dato incorporable al proyecto, y que puede ser origen de un punto de encuentro con el usuario; sin alardes estructurales, asumiendo también las mismas condiciones del constructor. Nos interesa, y sobretodo en la arquitectura doméstica, que ésta no resulte una imposición de un posicionamiento formal establecido previamente y a menudo aplicado a discreción, sino que la arquitectura pueda ser claramente asumida por el usuario, comprendida y experimentada, en silencio. Complicidad en su experiencia, asumiendo las condiciones razonables de comodidad y uso; no se trata de si ventanas o grandes superficies inlimpiables, sino acerca de que parte del paisaje puede ser objeto de recorte construyendo una ventana... Y en silencio. Como si llevara ya muchos años construido.